Por negligencia en Neza Bordo muere mujer a punto de recuperar su libertad

Por negligencia en Neza Bordo muere mujer a punto de recuperar su libertad
Por negligencia en Neza Bordo muere mujer a punto de recuperar su libertad

Cuando Polet vio a su hermana Flor VIaney Lozada Hernández en la visita del penal Neza Bordo el pasado 8 de abril, se quedó impactada. “No la reconocí”, diría después. Flor estaba flaquísima y amarilla. No podía ni siquiera respirar bien por el dolor en el estómago. A grado tal que interrumpió la visita para poder acostarse en el cuarto aislado en el que la tenían.

Polet sabía que su hermana Flor estaba enferma, tenía hepatitis crónica, de las que no se contagia.
Cada martes era trasladada al hospital Juárez de México para revisión.
Pero aquella semana, desde el jueves 6 de abril se sintió particularmente mal. El viernes, la madre de ambas le llevó un medicamento, pero Flor no mejoraba, al contrario, así que fuera del reclusorio, tanto Polet como la madre de ambas, habían suplicado que la llevaran de emergencia al hospital.

Dentro del reclusorio, las compañeras de Flor llamaban a la familia y daban reportes: Flor no paraba de gritar del dolor.

Pero ninguna autoridad penitenciaria hizo caso.

El sábado, después de que Flor se metió a su celda, Polet pidió hablar con la jefa de turno.

–Por favor, denle la atención Mire, es un ser humano, no porque esté aquí. Tiene un hijo de 8 años y otro de 5, por favor.

Pero la jefa de turno repsondió:

–Le acababan de sacar sangre a ver qué tiene.

–Pero sabemos qué es lo que tiene: es hepatitis, pero esa hepatitis no se pega. Por favor, dennos la atención, permítanme llevarla al hospital. Está muy mal, yo pago la ambulancia o lo que haga falta.

Aunque Flor se retiró por sentirse tan mal, Polet debió esperar a que terminara el horario de visita, al mediodía. “Fui al área varonil, porque por ahí pasamos todos, le pedí al jefe custodios que la dejaran llevársela. El custodio preguntó que por qué dejarían llevársela, si no es tan fácil.

Entonces salió una enfermera y preguntó lo mismo. Polet refirió que su hermana estaba enferma y diagnosticada desde hace año y medio. Que aquí tenían el expediente, que lo tenía la directora.

–Si el expediente lo tiene la directora, yo desconozco el expediente de tu hermana, para mí esto es nuevo– respondió la enfermera.

Sin embargo, Flor tenía nueve meses ya adentro del Penal de Neza Bordo. Y durante todo ese tiempo siempre estuvo yendo al médico. La enfermera, para tranquiliar a la familia se limitó a decir que “la doctora que está aquí es buenísima. Nada más la vea te la va a trasladar”.

Polet seguía insistiendo:

–Por favor, ella tiene un hijo de 8 años y otro de 5, yo pago el transporte, la ambulancia.

–No te preocupes. El reclusorio paga la gas y todo.

Polet entonces se fue a su casa. Pero a su hermana jamás la trasladaron. El resto de ese sábado y la mañana del domingo siguiente, las compañeras de Flor le avisaban a la familia que Flor no dejaba de sentirse mal, y que la doctora –esa que las enfermeras decían que era buenísima– jamás la revisó. Para el domingo empezó a vomitar incluso líquidos.

De nuevo las amigas fueron quienes ayudaron. Una de las internas pasó a limpiar a Flor, quien no podía ni moverse. Otras llamaron a Polet. De nuevo la familia marcó y pidió ayuda. Para la noche, Polet se dirigió a casa de su madre, desde Naucalpan a Gustavo A. MAdero, y de ahí al penal.

Llegaron a Neza Bordo el domingo en la noche. “Yo pedí hablar con el jefe de custodios. Pedí que la trasladaran, es un ser humano tiene un hijo de 8 y otro de 5. Pero el jefe de custodios se puso en un plan bien grosero”.

Al final, aquel custodio dijo que accedería: “voy a entrar a ver qué me dice el doctor de tu hermana”.

Pero Polet se percató de que en realidad no hizo nada. Ya que el hombre regresó y dijo: tu hermana ya está estable, se tomó el medicamento.

–Pero no puede tomar medicamento, si lo ha vomitado todo– respondió Polet. –Por favor sáquenla para que le pongan oxígeno, desde el sábado no podía respirar.

–Eso fue lo que me dijo el doctor– reviró el jefe de custodios. –Ven mañana temprano.

Polet tiene claro que ella se fue del penal a las 12:15 de la madrugada del día lunes. Esto sería relevante después, para fincar responsabilidades.

Horas más tarde, ese mismo lunes 10 de abril a las 9:15 am, recibió una llamada de la trabajadora social del penal. “Señora Polet, es que estoy haciendo el trámite”, dijo la trabajadora. Polet respondió que iba en camino. Pero luego, se quedó pensando. ¿A qué trámite se refería? A la salida al hospital. Así que llamó de vuelta y preguntó.


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