En un desgarrador suceso que ha conmocionado a la sociedad, la vida de Dulce Gabriela Flores González, una valiente activista contra la violencia vicaria, llegó a un trágico final. A lo largo de sus 32 años de vida, enfrentó innumerables dificultades y vivió una lucha constante, marcada por la violencia que la persiguió desde su matrimonio hasta el último suspiro.
Dulce Gabriela fue una mujer que sufrió en carne propia la violencia en su vida matrimonial, y lamentablemente, también después de él. Su valentía y determinación se hicieron visibles cuando emprendió una batalla para recuperar la custodia de uno de sus hijos, mientras lamentaba la pérdida trágica de otro hijo, asesinado a manos de su exmarido. Esta dolorosa experiencia la convirtió en una defensora acérrima de los derechos de las mujeres víctimas de violencia vicaria, luchando para que ninguna madre tuviera que enfrentar la misma pesadilla que ella había vivido.
El pasado sábado 22 de julio, Dulce Gabriela salió de su hogar en el municipio de Cuautla, estado de Morelos, sin llevar consigo su teléfono celular, lo que dificultó la tarea de localizarla cuando fue reportada como desaparecida por sus seres queridos. Sus compañeras del colectivo y su familia, con angustia y desesperación, exigieron su pronta aparición, manteniendo la esperanza de que regresaría sana y salva.
Durante el tiempo que permaneció desaparecida, las redes sociales se inundaron con su nombre y su historia, compartiendo la tragedia que decenas de mujeres enfrentan en silencio, una realidad que también ella sufrió en su momento. Su caso puso de relieve la necesidad de continuar la lucha contra la violencia vicaria, una forma de abuso que afecta a muchas madres en situaciones similares.
Mientras la búsqueda de Dulce Gabriela se llevaba a cabo, manifestaciones se organizaron en la explanada del Poder Judicial del Estado de Morelos, en el Centro de Cuernavaca, para demandar su pronta localización y para exigir justicia contra la violencia vicaria que la había atormentado y la había impulsado a alzar su voz como activista.
Tristemente, cinco días después de su desaparición, las esperanzas se desvanecieron cuando se confirmó que el cuerpo de la valiente activista fue hallado sin vida en la habitación de un hotel ubicado en el municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México. Su cuerpo estaba desnudo y mostraba evidentes signos de violencia.
Los familiares de Dulce Gabriela, devastados por la noticia, confirmaron que el dictamen de la necropsia realizada por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) reveló que su muerte fue causada por estrangulamiento mecánico, perpetrado por el agresor con su antebrazo.
