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• A casi cada 48 horas, el municipio registra un muerto. Llegamos a 29 homicidios dolosos, en 51 días, con el artero asesinato del “Pancho”.

A casi cada 48 horas, en Naucalpan asesinan a una persona, que así de entrada, nos comunica del alto nivel del crimen que prevalece.

Asimismo, ese tan lamentable grado de violencia callejera que nos asiste y que en estos 51 días del gobierno neomorenista, la delincuencia al parecer es imbatible.

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Al día 20 de febrero, con la muerte del “Pancho”, despachador de micros en la Av. 16 de Septiembre, en el centro del municipio-San Bartolo- llegamos a los 29 homicidios dolosos.

Una cifra totalmente histórica al sostener un promedio de 1.7 decesos en este lapso, cuya tendencia a cómo va, rebasaría el Año más Violento de la última década-El 2017-

Los embates quizá y lo sean por la presumible “guerra por los territorios”, los ajustes de cuentas y un número elevado a usuarios del transporte público.

La situación ha llegado al límite y lo peor después de todo, que estamos perdiendo la capacidad de asombro, y lo anormal ya lo vemos como normal, al mirar la sangre que corre en la calles.

Pero además, la percepción ciudadana que en estos crueles momentos alcanzó el pánico y el miedo, en tantos otros indicadores delictivos en su modalidad de asalto a mano armada a automovilistas en la Avenida Lomas Verdes, cerca del Hospital de Traumatología.

Aunado a ello, el robo de vehículos en los fraccionamientos residenciales de Ciudad Satélite, Santa Cruz Acatlán y los asaltos a Bancos en la Zona Azul y en Alce Blanco y la pandemia del hurto de llantas, en la colonia “El Mirador”, muy cerca de palacio de gobierno y el Cuartel de la Policía.

En tanto, de los irrupciones a cuentahabientes en Fuentes de Satélite, Lomas Verdes, y Tecamachalco.

Naucalpan ahoramismo, está lejos de dejar atrás la crisis de violencia que enfrenta. La ola de violencia ha provocado que la gente salga de noche en ciertos sitios, pero hay todavía “valientes”.

Los asaltos también a restaurantes, a trasúntes, e incluso en la propia plaza de los edificios anexos a la alcaldía, nos dejan en claro que falta mucho por hacer, para que los ciudadanos en algunas partes del territorio municipal, circulen sintiéndose seguros y libres.

Por Mario Ruiz Hernández