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• La zona emergente del municipio, sigue siendo la más precaria y que subsiste en el abandono oficial.

NAUCALPAN Méx., a 25 de diciembre del 2018.- En el Naucalpan de hoy, claro que requerimos de indefinidad de básicos para poder salir delante de esta etapa de crisis.

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El diagnóstico lo hemos venidos comunicando, de notables conflictos y muchos de ellos tienen que ver, de una parálisis de obra pública que al parecer, en poco más de en una década atrás no se hizo.

Asimismo, un abandono total en las comunidades de nuestra amplia zona emergente, en que pasan los años y nada hay trascendente que ocurra.

En verdad que hay numerosos daños en cada uno de los entornos urbanos, y lo peor que aún y cuando el contexto entre la oferta y demanda de servicios es delicado, seguimos creciendo.

Los distintos lugares, o centros de población mantienen una serie de rezagos en infraestructura urbana, abastecimiento regular de agua potable, y seguridad.

En los fraccionamientos semi y residenciales, la pobreza patrimonial cada vez es más aguda, debido a que habitantes de estos hábitat, no tienen la certeza jurídica de sus propiedades.

Por otra parte, hemos insistido en la progresión desmedida en la zona de Lomas Verdes IV y VI sección, así como en Praderas de San Mateo, en donde la venta de la tierra es sistemática.

De igual manera, en indistintos conjuntos residenciales horizontales o de altas densidades que registran evidentes “moles de corrupción”.

La crisis de la que hablamos, la hemos estado padeciendo desde hace años, producto de este estado de anarquía urbano-rural en que está envuelto el municipio y demasiados “vividores”.

En tal subdesarrollo justamente urbano-rural que se estamos experimentado es producto de esa ausencia de conocimiento, de lo que es lo urbano en que sus puntos claves son: territorio, espacio, medio físico, sistema productivo, poblamiento e infraestructuras en general como las viales y marco legal.

Sin embargo, de este Naucalpan nada hay a efecto de poner el respectivo orden, violentando ese marco normativo, y crecer en todas partes, con las consecuencias que representa.

La corrupción urbana, es fatal y sus derivaciones anacrónicas lo observamos en la falta de movilidad, conectividad, desplazamiento libre y de tránsito, bases del proceso económico.

Así también, la saturación del espacio público con todo lo que implica, y en el que sobrevivimos en medio de una desgarradora guerra contra la violencia y la criminalidad.

Por Mario Ruiz Hernández.



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