Tenemos en el municipio, grotescos centros a estas alturas imposibles para el libre tránsito, y a consecuencia, invertimos cerca de una hora en promedio para el traslado a nuestros centros de trabajo.
El tema de la movilidad en el municipio, en realidad y de años atrás, viene complicando el orden social y sus consecuencias, cada día son fatales.
Naucalpan hemos venido insistiendo, se encuentra en un grave problema de saturación, en sus diversos centros urbanos que resultan imposibles.
Sin embargo, la demarcación continúa creciendo de manera desproporcional, arrojando a su vez, muchas angustias que tienen que ver, con la demanda y oferta de servicios.
La situación es sumamente difícil, y día con día el entorno es sumamente comprometedor, además de caótico y estresante, para quienes circulan quizá por sólo una avenida.
Los nudos viales; la falta de cultura de manejo, respeto a derroteros y al peatón, así como el uso de las calles para el comercio en la vía pública, hacen de la aldea urbana, el centro de la discordia.
En ese orden, contamos con sitios ajustados a una vía principal o camino, que al traslado y destino, significan pérdidas en horas-hombre, verdaderamente impresionantes.
Cruzar por ejemplo, la Avenida de los Arcos-Las Huertas y Loma Colorada, “La Lomas Verdes, Cuenca de San Mateo, Los Maestros, Camino Arenero” y San Esteban, entre otras, es la “locura”.
Lo mismo, ocurre con la Avenida 16 de septiembre, en el corazón del municipio-San Bartolo-y en ese perímetro, Gustavo Baz, y calles adyacentes como Estacas, Morelos, Abasolo y Universidad.
La movilidad en el municipio presenta grandes problemas. Micros que se desbordan de usuarios y avenidas convertidas en inmensos estacionamientos, son escenas que cotidianamente vivimos.
Aunado a que habrá que desplazarse durante las horas pico, en donde según estudios sobre el particular, los Naucalpense invierten en promedio alrededor de una hora para viajar al trabajo.
Las causas del problema de movilidad son múltiples y complejas: una gran cantidad de personas requerimos movernos de un lado a otro en el municipio, y no contamos entre otros, con un sistema eficiente de transporte público y una cultura de respeto de usuarios y conductores incluso privados.
En el municipio, los tiempos empleados en viajes son generalmente altos y van en aumento, y quizá y lo sea a la mayor penetración comercial y a la realidad del crecimiento de vehículos motorizados.
Finalmente, no tenemos o contamos con un estudio a fondo de este impactante problema de movilidad, que ponga al peatón en el centro de las necesidades y en la solución de los conflictos.
Por Mario Ruiz Hernández
