El reciente terremoto de magnitud 7,8 que sacudió Turquía y Siria ha dejado un saldo de más de 33.000 muertos, según los últimos informes.
La ONU ha expresado su preocupación por la demora en llevar ayuda humanitaria a las zonas devastadas en Siria y ha solicitado más apoyo para las millones de personas que han perdido sus hogares.
El jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, ha señalado que el convoy de la ONU que llegó este domingo al noroeste de Siria desde Turquía no es suficiente y ha afirmado que “hasta ahora le hemos fallado a la gente del noroeste de Siria”.
Griffiths ha advertido que el saldo de víctimas podría duplicarse en ambas naciones.
Además, las preocupaciones por la seguridad de los equipos de rescate han obligado a suspender algunas operaciones y decenas de personas han sido arrestadas en Turquía acusadas de realizar saqueos tras el sismo.
El jefe humanitario de la ONU hizo un llamado a la comunidad internacional para brindar apoyo a las millones de personas que han perdido sus hogares debido al terremoto, y aseguró que la situación en el noroeste de Siria es particularmente grave debido a la falta de ayuda humanitaria.
Además, se mencionó que la guerra civil en Siria ha debilitado el sistema de salud y la infraestructura del país, lo que hace más difícil lidiar con las consecuencias del terremoto.
A pesar de los esfuerzos de decenas de miles de socorristas locales y extranjeros, la cifra de muertos sigue aumentando, y se teme que pueda duplicarse. La seguridad de los equipos de rescate sigue siendo un problema, y varios voluntarios han sido amenazados en Turquía.
