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En las calles de los municipios de Chimalhuacán y Nezahualcóyotl, del Estado de México, la gente camina sin cubrebocas. En las esquinas, los puestos de tacos o de fritangas mantienen la normalidad sin medidas de sana distancia ante la pandemia de coronavirus.

En cada uno de estos municipios pertenecientes a la zona conurbada de la Ciudad de México, de acuerdo con el mapa oficial de las autoridades sanitarias del país, hay hospitales saturados: el General de Chimalhuacán y el General de La Perla que hasta hoy permanecían en semáforo rojo, es decir, sin disponibilidad para recibir a pacientes con posible contagio de covid-19.

El día en que la Secretaría de Salud estima que ocurra el pico máximo de contagios de covid-19 en la Ciudad de México, afuera de estos hospitales la gente sólo espera que esto ya se termine.

Al exterior del Hospital General de Chimalhuacán, un señor ha pasado 19 noches en el frío y sin poder dormir, esperando informes de su cuñado, “hay que estar a las vivas porque si uno se queda dormido vienen los indigentes a apropiarse de sus pertenencias”.

En este sitio, la gente se amontona en la puerta de informes. Hay cerca de 50 personas esperando noticias, indicaciones del personal médico. Mientras que la puerta de urgencias tiene una cadena: ya no hay acceso a ambulancias. Hay tres o cuatro jóvenes sentados, fumando, sin cubrebocas ni sana distancia. — ¿Esperan a algún familiar?, se les pregunta. — “No, estamos trabajando”, responden. Son empleados de las funerarias de los alrededores. Hay al menos tres en esta colonia: Saraperos, de Chimalhuacán.

Via. Milenio



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