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Oswaldo Vértiz, enfermero en el Hospital General de México, describe su trabajo como una labor social; aunque no se refiere precisamente a sus labores médicas en la torre COVID de ese centro, sino a la lectura de cartas que hace a los pacientes graves con coronavirus.

Algunos son mensajes de esperanza, otros de aliento; aunque pocos, también hay de despedida, la gran mayoría escritos a mano por hijos, madres y esposos de pacientes intubados en espera de que su salud mejore, no importa que el país ya ocupe el noveno sitio en número de muertes por COVID-19.

“Te amamos y te queremos en casa pronto”, lee el joven enfermero mientras de fondo se escucha un constante pitido, un sonido repetitivo que recuerda que las máquinas que mantienen con vida a hombres y mujeres están funcionando.

De acuerdo con un reportaje transmitido en el noticiero nocturno de Ciro Gómez Leyva, familiares de los pacientes expresan agradecimiento por ver, al menos en video, a sus padres o hermanos.

“Lo ví hace apenas dos días, que respiraba y que estaba dormidito”, dice Jessica, quien califica lo que siente como una “sensación de esperanza“.

Oswaldo no es el único mensajero, también está Fabiola Naranjo, ella narra la vez que se conmovió al leer su nombre en una de las cartas, “esa carta me impactó mucho porque tenía mi nombre”, un paciente, dice, “puede ser mi mamá”, y suspira al reconocer en la lectura un acto de empatía.

“Vete tranquilo, tus hijos estarán bien, los cuidaré. Trataré de hacer unos niños bien”, lee Oswaldo y admite que ese tipo de mensajes lo motivan a seguir, “amo mi carrera, amo mi país y es una labor social que, ojalá, si algún día estoy en esa posición-de enfermedad- alguien me lea una carta”.

Via: La Razón



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