La familia Luna Guerrero, originaria de Durango, fue de vacaciones a Xcaret para celebrar que habían vencido al coronavirus, sin embargo, jamás se imaginaron que sus vacaciones de Semana Santa terminarían en tragedia.
Los hechos ocurrieron el pasado 27 de marzo cuando Leo, un niño de 13 años, murió luego de subir a un tobogán ubicado dentro del parque Xenses de Xcaret en la Riviera Maya.
De acuerdo con la información, el menor fue succionado por uno de los filtros de agua, lo cual le provocó severas lesiones, razón por la que tuvo que ser trasladado a una clínica en Playa del Carmen en donde falleció al día siguiente.
Aunque los hechos ocurrieron el pasado fin de semana, las autoridades ni la empresa dieron a conocer el caso y guardaron silencio.
Fue hasta este miércoles 31 de marzo que el Grupo Xcaret reconoció que un menor murió en uno de sus parques y envió condolencias a la familia.
En los más de 30 años que el Grupo tiene operando parques, nunca se había suscitado un acontecimiento semejante. Es importante resaltar que desde el momento del accidente el área fue asegurada y se han tomado medidas puntuales, como la presencia permanente de un guardavida”, señalaron en un comunicado.
Asimismo, precisó que están realizando las investigaciones pertinentes para “llegar hasta las últimas consecuencias”.
Ante los hechos, el médico cardiólogo Miguel Ángel Luna Calvo, padre de la víctima, señaló que incluso no lo dejaron pagar la cuenta del hospital, lo que ocasionó el retraso en la entrega del cuerpo de su hijo.
“No se imaginan lo que tardaron para darme el cuerpo de mi hijo, no me lo querían entregar, me pidieron firmar antes un perdón a favor del parque Xenses, el cual fue muy condicionado por los Asesores jurídicos de Grupo Xcaret. Viendo la salud emocional de mi esposa y al no quererla verla sufrir más, firmé el documento, me presionaron mucho, estuve más de seis horas en la Fiscalía de Cancún esperando el cuerpo de mi hijo”, señaló.
Via: Noticiaas en la mira
