“Deja que salga la luna, deja que se meta el sol…”, canta un trío de músicos para despedir a una persona que murió por Covid-19, mientras Juan Ernesto coloca cemento en ladrillos rojos y los apila uno por uno para sellar la gaveta; a su alrededor, un promedio de seis familiares observan el trabajo del inhumador del Panteón Municipal de Nezahualcóyotl, quien ha triplicado su labor en los últimos meses.

Son las 2 de la tarde y apenas lleva cuatro horas de jornada laboral, pero ya participó en siete servicios fúnebres. Para cubrirse del sol, el joven usa un sombrero de palma y se apoya en otro compañero para repellar la gaveta.

María Teresa Álvarez, responsable del panteón, detalla que el Covid-19 no sólo trastocó la manera en que la gente despide a sus seres queridos, sino en cómo trabajan los incineradores e inhumadores.

“El cambio es que no podrás rezarle, no te podrás despedir. Las indicaciones que nos dan es que si alguien murió por probable Covid, se pide a los familiares que regresen en tres horas, por las cenizas”, explica.

“Con eso del Covid, de repente son 12 servicios diarios. Mis compañeros y yo terminamos el día muy fatigados,” Juan Ernesto, inhumador.

Via: El Grafico.