La mañana del pasado 14 de diciembre fue quemada la casita de Ana María Hernández, por un vecino, lo cual provoco su muerte; de acuerdo a información de colectivas feministas, la mujer de 40 años se encontraba en su casa, acompañada de sus perros.
Los hechos ocurrieron en la colonia Progreso de Oriente, municipio de Chimalhuacán, en la zona limítrofe con Nezahualcóyotl, la mujer vivía con su padre y cinco perros en una casa de madera, cartón y lámina.
Ana María era una mujer sordomuda, la cual ya había sufrido amenazas de ese vecino, pues no era la primera vez que la molestaba o intimidaba; por eso ahora el colectivo feminista exige justicia.
Además de que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) no ha querido entregar el cuerpo a su padre Antonio, debido a que no hay documentación que acredite que es su hija y por tal motivo quieren colocarla en una fosa común.
El colectivo exige justicia para que le entreguen el cuerpo al padre de Ana María y le dé una sepultura; debido a que no cuenta con los papeles necesarios para acreditar su parentesco.
De acuerdo al comunicado del colectivo “discriminaron por su condición de clase, por ser pepenador, diciéndole que no le darían el cuerpo de su hija, que se iría a una fosa común, es hasta que exigimos que el señor sea atendido y le entreguen el cuerpo de su hija es que según van hacer la prueba de ADN prueba que tarda muchísimo, el señor no puede acreditar que es su hija porque todo se quemó, y las autoridades les da igual, ya se les dijo que con los testigos tendría que ser suficiente, no obstante el MP en La Perla a dónde lo mandaron fue tratado cómo si no tuviera derechos, los policías en lugar de realizar el trabajo de atención a víctimas lo querían sacar de la perla del área de feminicidios”.
