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• Una exorbitante deuda pública y privada, delincuencia y entre otros males, una ejemplar saturación urbana al cambio bestial de la vocación del suelo.

Por Mario Ruiz Hernández

Es tan real como desesperante para muchos, el alto nivel de crisis financiera en la gerencia de Naucalpan.

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Lo hemos venido comunicando, que el circulante es escaso y quizá y lo sea, debido al pago de distintas sentencias ejecutorias, que incluso suenan impredecibles.

Efectivamente no hay dinero que alcance para saldar los innumerables pasivos, y como en los aquellos tiempos que jamás imaginábamos que se repetirían, esto es el caos.

Hasta el momento, ocho días después ediles y funcionarios del primer nivel aún y tampoco les pagan, debido a esa falta de dinero que no llega a la arcas y lo que hay, es utilizado para saldar débitos adquiridos decíamos de gobiernos pasados.

Sin embargo, el margen de maniobra ha podido cubrir ciertos compromisos de nómina, pero hay viejas y largas cuentas qué quien sabe si se puedan saldar al menos los próximos 5 años.

En serio que el asunto es delicado, y el futuro nada halagador para el nuevo gobierno que entra el próximo 1° de enero del 2019.

El escenario complicadísimo, y quizá la deuda pública y privada heredada y documentada a la alcaldesa electa, Patricia Elisa Durán Reveles, superará los más de 2 mil 500 millones de pesos.

Aunado, al impecable destrozo de la infraestructura urbana, en donde “Naucalpan vuelve hacer un cráter con más de 8 mil baches”, refirió Antonio Arzate, líder del Movimiento Antibache.

Más a ello, el grotesco paisaje urbano en la cabecera municipal-San Bartolo- derivado de un programa fallido de recuperación integral, que dejó abiertas las heridas a toda la sociedad.

Asimismo, el proyecto de un nuevo tipo de Ciudad: “Una Ciudad Con Vida”, plateada por el ex edil Olvera, que jamás nunca nadie supo del diseño que pretendían.

En contraste y debido a los altos niveles del crimen en sus 2 años 4 meses de gobierno, esa “Ciudad con Vida, irónicamente pasó a una Ciudad de Muerte”, con sus más 344 homicidios dolosos.

Igualmente, “El Naucalpan Territorial, el de los grupos de malosos”, el de las zonas ocupadas y aquel que en 2017, ha sido históricamente el año más violento del municipio.

Por otra parte y para nada es menor, los múltiples también, compromisos con la brutal mutación de la vocación del suelo, sus cambios y densidades, transformando la fisonomía de los centros urbanos.

Así también, la impunidad de empresarios inmobiliarios y funcionarios que saturaron los perímetros espaciales, construyendo enormes moles de corrupción.

Bajo esa lógica, a través de la extorsión en Tecamachalco y Lomas Verdes, entre otros lugares, obteniendo beneficios millonarios, a favor de “esas presumibles mafias de urbanistas de Carlos Corral”.

Por Mario Ruiz Hernández / Naucalpan ES MAS.