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• La pudrición en materia de desarrollo urbano en Naucalpan es pública, notoria e histórica.

NAUCALPAN Méx., a 19 de diciembre del 2018.- Es complicado para el nuevo gobierno, las una y distintas herencias no sólo en el bestial endeudamiento público, sino en otras áreas de oportunidad.

De los diversos asuntos de la agenda municipal y entre esas raras cosas, y que lo hemos venido comunicando, la también brutal progresión desmedida al Desarrollo Urbano,

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Asimismo y la mutación completa de la vocación del suelo, para facilitar todo tipo de negocios, tanto en polígonos en vías de perfeccionamiento, como en aquellos predios consolidados.

Aunado, a los distintos saldos en los grandes proyectos habitacionales, plazas comerciales de nueva creación, y otras tantas dentro de las mismas, como en Ciudad Satélite y Mega San Mateo.

Por otra parte y nada menor, el crecimiento desproporcional en las parcelas de “Las Lomas Verdes”, sobre todo en la IV y VI sección, en las que incluso, bastantes funcionarios y ex funcionarios públicos municipales, presumiblemente se agenciaron algún terrenito y a otros les permitieron negociar todo.

En la alta demanda de robustecer el perímetro urbano, y crear altas torres, edificios y/o moles de impunidad, prevalece una impresionante cadena de corrupción y corruptos.

La multimillonaria plusvalía que representa el suelo, aún y sin tener todos los servicios básicos operando al cien, es sorprendente, pese a que somos un municipio declarado como zona de saturación urbana.

Sin embargo, el crecimiento es exponencial en la zona, o en Tecamachalco, Praderas de San Mateo, los límites con el municipio de Huixquilucan u Atizapán de Zaragoza.

Es una realidad que recurrentemente, nacen nuevos complejos habitacionales, nuevas plazas comerciales, nuevos sitios de entretenimiento, pero también, nuevos problemas a atender.

La corrupción en materia de desarrollo urbano en Naucalpan es pública, notoria e histórica. Quienes aquí vivimos la testimoniamos y quizá hasta la certificamos.

El contubernio entre autoridades, constructoras y supuestas empresas consultoras en urbanismo, de Carlos Corral, Thalía Juárez, Joaquín Álvarez Ordóñez, Luis Cota y otros, es real e incontestable.

La deshonestidad de los directores y subdirectores es un problema sistémico, la presunta cadena de precisamente de corrupción es incubada al interior de esas oficinas con indistintas figuras.

De hecho en nuestro municipio, ese grupo asentó sus reales desde hace más de una década, con los ex alcaldes priístas, Azucena Olivares y David Sánchez Guevara, y el panista, Edgar Olvera.

Los resultados, evidentes en el que todavía contamos con una serie de inmuebles y planes de edificación, ejemplo de corrupción y desprecio social.

Por Mario Ruiz Hernández