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Para sobrevivir en esta pandemia, María tuvo que dejar de vender nopales a consecuencia de las bajas ventas y desde hace dos meses decidió instalar un puesto y vender cubrebocas.

Junto a su puesto -ubicado sobre avenida Adolfo López Mateos conocida como R1, a la altura de la colonia Jardines de Cerro Gordo, María Catarina- dio a conocer que ante la falta de un empleo fijo trabaja para subsistir y apoyar a su esposo para mantener a sus siete hijos.

Explicó que antes de la pandemia vendía gorditas de nata y después nopales y, que al llegar la contingencia, las ventas se vieron afectadas debido a que la gente ya no salía de sus casas y a consecuencia ya no vendía.

Por lo que, ante la emergencia sanitaria por el brote del coronavirus decidió improvisar y vender cubrebocas de tela en la vía pública.

«Mi esposo también trabaja pero le tengo que ayudar porque además pagamos renta y para que en mi casa, mis hijos tengan que comer», relató.
Con un letrero que muestra el precio de los cubrebocas que tiene exhibidos colgados en lazos que están amarrados de unos árboles, María realiza sus ventas de domingo a viernes en un horario de 8:00 de la mañana hasta las cinco o seis de la tarde.

«Con lo que sacó de las ventas vuelvo a invertir en los tapabocas porque yo no los elaboró, los tengo que comprar y aunque no es mucha la ganancia por lo menos mis hijos no se quedan sin comer» relató.

La mujer, de 36 años originaria de Puebla y que tiene diez años viviendo en Ecatepec, recalcó que no ha recibido apoyo de ninguna autoridad pero que a pesar de todo, ha podido subsistir con la venta de cubrebocas y así sobre llevar la contingencia ante la falta de empleo fijo.

Via: A fondo.



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