En las recientes elecciones municipales en Coacalco, la profesora María Esther Rodríguez, candidata de Morena, sufrió una derrota que ha dejado muchas lecciones y reflexiones para el partido y sus seguidores. A pesar de contar con el respaldo de la marca política más poderosa de la actualidad, Rodríguez no logró convencer a los votantes ni unificar a su propio partido.
La candidata más débil
Según varios de sus compañeros de partido, Rodríguez era considerada la candidata más débil que Morena podía postular para la alcaldía de Coacalco. Su desconocimiento por parte de la mayoría de los ciudadanos y su falta de liderazgo para convocar a sus compañeros, dirigentes sociales y comunitarios, y cabezas de grupos de Morena, resultaron en una campaña poco cohesionada. La profesora subestimó la importancia de las estructuras dirigidas por estos líderes, creyendo que podría ganar la contienda sin su apoyo.
Un oponente formidable
Rodríguez se enfrentaba a un político con una vasta trayectoria y experiencia en contiendas difíciles, quien contaba con una sólida estructura política. En la contienda anterior, este oponente había logrado vencer a Darwin Eslava, quien en ese momento tenía una ventaja de 12 puntos porcentuales en la intención del voto. La falta de humildad y de estrategias efectivas de campaña por parte de Rodríguez contrastó fuertemente con la preparación y el recorrido exhaustivo de su contrincante por las colonias del municipio.
Errores de campaña
A pesar de contar con asesores priistas, la campaña de Rodríguez dejó mucho que desear. Muchas colonias del municipio quedaron sin ser visitadas, y su discurso no logró conectar con la población. Además, la estructura de comunicación y difusión social de su campaña fue ineficiente, lo que se evidenció en los boletines oficiales que la mencionaban prematuramente como “la virtual presidenta municipal”. Este error de percepción marcó una línea de confianza que no se reflejaba en la realidad del apoyo ciudadano.
La reacción de los correligionarios
La falta de integración y de llamados para participar en la elección municipal de Coacalco llevó a los líderes de diferentes grupos de Morena a colaborar en municipios vecinos como Ecatepec, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli. Esta dispersión de esfuerzos debilitó aún más la campaña de Rodríguez.
La derrota de María Esther Rodríguez en Coacalco no solo es una lección de humildad, sino también una llamada de atención para Morena sobre la importancia de la unidad y el liderazgo efectivo. Ahora, con David Sánchez Isidoro recibiendo su constancia de mayoría para el periodo 2025-2027, Coacalco se prepara para una nueva administración.
La historia de esta elección nos recuerda que, en política, la inercia y la marca no siempre garantizan el triunfo. La verdadera victoria se construye con liderazgo, humildad y una conexión auténtica con la comunidad.